por Paul Feigelfeld
La exposición de Adrien Missika, Zeitgeber, nos da tiempo. Nos llevará al profundo e incierto momento de obscuras cuevas y a la infinidad beige del espacio exterior.
Zeitgeber, “dador de tiempo” en alemán, es un concepto que describe señales del medio ambiente que sincronizan el reloj biológico de humanos y animales al ciclo de 24 horas del día y 12 meses del año del planeta tierra. Ejemplos clásicos de un Zeitgeber son: una puesta de sol, un amanecer o la temperatura del ambiente. Nuestros ritmos biológicos son determinados por estás señales externas, y afectan no sólo nuestra fisiología, sino también nuestra psique. El término fue empleado por primera vez por Jürgen Aschoff -uno de los fundadores de la Cronobiología- a principios de la década de los 50, cuando la Universidad de Friburgo era dominada por Martín Heidegger y su filosofía de Ser y Tiempo. Curiosamente fue por esta misma época que se crearon los viajes en avión y se conoció el fenómeno del jetlag.
Las piezas centrales de la exposición son un conjunto de hamacas, especialmente diseñadas, que forman una flota de regiones o biotopos nomádicos que cargan agua, arena, objetos Zen y registros escritos de experiencias en estados alterados de conciencia. Cual barcos, las hamacas están suspendidas en “algún lugar”, resuenan en su inestable y dinámico medioambiente y no se limitan a conectar dos puntos en el espacio.
Las piezas fotográficas, Stargazer, fueron tomadas mientras Missika contemplaba el cielo columpiándose en su hamaca. Esta serie muestra el intento repetido de capturar a la luna entre árboles y nubes, aunque la sensibilidad limitada del sensor de la cámara digital crea una imagen borrosa que abstrae de la vista original. Lo que emerge son incursiones tanto en trabajos de imagen digital de objetos -mostrando la imprecisión en la fotografía contemporánea- como hacia el espacio exterior, recordándonos las visualizaciones del telescopio Hubble. Las fotografías de Missika muestran en todo su borroso colorido que también pueden capturar constelaciones distantes, así como lo hace Roy Batty en Blade Runner: «He visto cosas… que ustedes no creerían: naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos… momentos… se perderán, en el tiempo… como lágrimas… en la lluvia. Es tiempo… de morir».
El trabajo de Missika combina alegremente diferentes nociones del espacio y tiempo: los muros del corredor inicial han sido pintados de un color llamado Latte cósmico, el color promedio del universo según los cálculos de un grupo de científicos de principios del 2000. Esta pieza titulada Capuccino Cósmico sumerge al espectador en el color del espacio profundo, ahí donde sólo llegan las matemáticas y los telescopios.
La pieza Higher Future, columnas de concreto cuyos nervios de acero se estiran hacia el cielo, contempla la temporalidad de arquitecturas y urbanidades inconclusas. En muchos países los marcos regulatorios de construcción son eludidos por propietarios de viviendas, dejando expuestos los pilares de sus casas sin terminar. Lo que podría parecer como un deterioro estructural y legal, es corrupción, permitiendo que más pisos sean construidos en el futuro. A menudo e independientemente el reloj interno de la arquitectura no hace ni termina edificios sino que vides y plantas crecen de ellos.
En su video Agave Agapé presenciamos al artista cortando la flor que crece de una planta de agave, heraldo de su muerte inminente, aunque al cortar la flor entra a otro ciclo de vida. Aquí el artista actúa como Zeitgeber metronómico, cortando rítmicamente el masivo tallo con su machete, en un performance estético y cósmico.
La manera en que Missika se posiciona y nos posiciona en el espacio crea un similar al Eigenzeit, relativo y dilatado tiempo.
by Paul Feigelfeld
Adrien Missika’s exhibition Zeitgeber will give you time. It will take you into the deep, uncertain time of dark caves and the beige infinity of outer space.
Zeitgeber, German for “time giver”, is a concept describing environmental signs, such as sunset, sunrise and air temperature that synchronize the inner clock of either human or animal to the Earth’s 24-hours and 12 month cycle. Our biological rhythms are thus influenced by such external cues affecting not only our physis but also our psyche. The term was first employed by Jürgen Aschoff —one of the founders of Chronobiology— in the early 1950s when the University of Freiburg —Aschoff’s alma mater— was heavily dominated by Martin Heidegger and his philosophy of Being and Time. Interestingly enough, it was around that same time, that air travel created the phenomenon of jetlag.
The central works in the show are a set of specially designed hammocks, which form a fleet of nomadic biotopes, carrying water, sand, Zen objects, and written records of experiences in altered states. Like ships, they are suspended in the “somewhere“ rather than simply connecting two dots, and resonate with their dynamic and unstable environment.
The photographic works Stargazer are taken while Missika swings in his hammock, searching the sky. They show the repeated attempt at capturing the moon breaking through the clouds and trees. Yet the limited sensitivity of the camera’s digital sensor creates a blurry imagery, which entirely abstracts the original view. What emerge are forays both into the inner workings of digital image objects —showing the imprecision of contemporary photography— and into outer space, reminding us of the Hubble telescope imagery. Missika’s simple photographs could, in all their colorful blurriness, also see distant constellations, like Roy Batty does in Blade Runner: «I’ve… seen things… you people wouldn’t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion; I watched c-beams glitter in the dark near the Tannhäuser Gate… All those… moments… will be lost, in time, like tears… in… rain. Time… to die».
Missika's work playfully combines different notions of space and time: the walls of the entrance-corridor are painted in a color called Cosmic Latte, the average color of the universe as determined by a group of scientists in the early 2000s. This work —titled Cappuccino Cosmico— immerses the visitor in the color of deep space, where only telescopes and mathematics reach.
The work Higher Future —concrete columns with their steel nerves sprawling skywards— contemplate architectural and urban temporality and incompleteness. Building regulations in many countries get circumvented by homeowners by leaving the mainstays of their houses unfinished. What may seem like structural decay is actually temporal —and legal— corruption, allowing them to maybe build more floors in the future. Often, however, the inner clock of architecture doesn’t make buildings, but plants and vines grow on them.
In his video Agave Agapé, we witness the artist cutting down the blossoming flower growing from an agave plant, which heralds its imminent death. However by cutting the blossom, it can enter another life cycle. Here the artist is a metronomic Zeitgeber, rhythmically chopping the massive stem with his machete in a cosmic and cosmetic performance.
Missika’s way of positioning himself and us in space creates a similar Eigenzeit, dilated and relative time.
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por Paul Feigelfeld
La exposición de Adrien Missika, Zeitgeber, nos da tiempo. Nos llevará al profundo e incierto momento de obscuras cuevas y a la infinidad beige del espacio exterior.
Zeitgeber, “dador de tiempo” en alemán, es un concepto que describe señales del medio ambiente que sincronizan el reloj biológico de humanos y animales al ciclo de 24 horas del día y 12 meses del año del planeta tierra. Ejemplos clásicos de un Zeitgeber son: una puesta de sol, un amanecer o la temperatura del ambiente. Nuestros ritmos biológicos son determinados por estás señales externas, y afectan no sólo nuestra fisiología, sino también nuestra psique. El término fue empleado por primera vez por Jürgen Aschoff -uno de los fundadores de la Cronobiología- a principios de la década de los 50, cuando la Universidad de Friburgo era dominada por Martín Heidegger y su filosofía de Ser y Tiempo. Curiosamente fue por esta misma época que se crearon los viajes en avión y se conoció el fenómeno del jetlag.
Las piezas centrales de la exposición son un conjunto de hamacas, especialmente diseñadas, que forman una flota de regiones o biotopos nomádicos que cargan agua, arena, objetos Zen y registros escritos de experiencias en estados alterados de conciencia. Cual barcos, las hamacas están suspendidas en “algún lugar”, resuenan en su inestable y dinámico medioambiente y no se limitan a conectar dos puntos en el espacio.
Las piezas fotográficas, Stargazer, fueron tomadas mientras Missika contemplaba el cielo columpiándose en su hamaca. Esta serie muestra el intento repetido de capturar a la luna entre árboles y nubes, aunque la sensibilidad limitada del sensor de la cámara digital crea una imagen borrosa que abstrae de la vista original. Lo que emerge son incursiones tanto en trabajos de imagen digital de objetos -mostrando la imprecisión en la fotografía contemporánea- como hacia el espacio exterior, recordándonos las visualizaciones del telescopio Hubble. Las fotografías de Missika muestran en todo su borroso colorido que también pueden capturar constelaciones distantes, así como lo hace Roy Batty en Blade Runner: «He visto cosas… que ustedes no creerían: naves de ataque en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos… momentos… se perderán, en el tiempo… como lágrimas… en la lluvia. Es tiempo… de morir».
El trabajo de Missika combina alegremente diferentes nociones del espacio y tiempo: los muros del corredor inicial han sido pintados de un color llamado Latte cósmico, el color promedio del universo según los cálculos de un grupo de científicos de principios del 2000. Esta pieza titulada Capuccino Cósmico sumerge al espectador en el color del espacio profundo, ahí donde sólo llegan las matemáticas y los telescopios.
La pieza Higher Future, columnas de concreto cuyos nervios de acero se estiran hacia el cielo, contempla la temporalidad de arquitecturas y urbanidades inconclusas. En muchos países los marcos regulatorios de construcción son eludidos por propietarios de viviendas, dejando expuestos los pilares de sus casas sin terminar. Lo que podría parecer como un deterioro estructural y legal, es corrupción, permitiendo que más pisos sean construidos en el futuro. A menudo e independientemente el reloj interno de la arquitectura no hace ni termina edificios sino que vides y plantas crecen de ellos.
En su video Agave Agapé presenciamos al artista cortando la flor que crece de una planta de agave, heraldo de su muerte inminente, aunque al cortar la flor entra a otro ciclo de vida. Aquí el artista actúa como Zeitgeber metronómico, cortando rítmicamente el masivo tallo con su machete, en un performance estético y cósmico.
La manera en que Missika se posiciona y nos posiciona en el espacio crea un similar al Eigenzeit, relativo y dilatado tiempo.
Concrete, steel, Comex paint pots, paint, wood, sealer, plants, soil
133.46 x 25.59 x 25.59 in
Concreto, acero, botes de pintura Comex, pintura, madera, sellador, plantas, tierra
339 x 65 x 65 cm
Concrete, steel, Comex paint pots, paint, wood, sealer, plants, soil
116.14 x 35.43 x 35.43 in
Concreto, acero, botes de pintura Comex, pintura, madera, sellador, plantas, tierra
295 x 90 x 90 cm
Tin, polyester, Plexiglas, clay, Siempre viva plant
17.64 x 9.25 x 9.25 in
Estaño, poliéster, plexiglás, arcilla, planta Siempre viva
44.8 x 23.5 x 23.5 cm
Tin, polyester, Plexiglas, clay, Siempre viva plant
17.64 x 9.25 x 9.25 in
Estaño, poliéster, plexiglás, arcilla, planta Siempre viva
44.8 x 23.5 x 23.5 cm
Cotton, glue, postcard, plastic bag, soil, Espadas plant
Variable dimensions
Algodón, pegamento, postal, bolsa de plástico, tierra, planta Espadas
Dimensiones variables
Lightjet print on metallic paper, resin coating, aluminum frame
73.27 x 48.86 x 1.3 in
Impresión digital sobre papel metálico, capa de resina, marco de aluminio
186.1 x 124.1 x 3.3 cm
Lightjet print on metallic paper, resin coating, aluminum frame
73.27 x 48.86 x 1.3 in
Impresión digital sobre papel metálico, capa de resina, marco de aluminio
186.1 x 124.1 x 3.3 cm
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